El proceso se basa en los diferentes grados de ebullición de los gases.
Así pues, el punto de ebullición del oxígeno es: -183° C., el del argón -186° C. y del nitrógeno -196°C.
El proceso comienza con la succión del aire, el cual es limpiado de polvo y otras impurezas, para luego ser comprimido hasta seis veces la presión atmosférica.
En cada etapa de compresión, el aire es enfriado a una temperatura de hasta 8° C., después de lo cual el vapor de agua, bióxido de carbono e hidrocarburos, son separados por medio de tamices moleculares.
El aire es comprimido nuevamente y pre-enfriado al pasar por una turbina y una válvula de expansión con lo cual su temperatura baja hasta -175 °C.
La separación de los gases ahora en forma líquida, se logra mediante un proceso de destilación, en el cual son condensados y vaporizados hasta llegar a la concentración deseada.
Los gases de alta pureza resultantes de esta destilación, son almacenados en forma líquida en grandes tanques criogénicos especialmente aislados y constantemente vigilados desde las salas de controles en donde se registran, temperatura, presión, flujo y pureza.